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jueves, 28 de julio de 2011

Ansiedad y Estrés

    Estrés: la sal de la vida

Desde que el 4 de julio de 1936, en un artículo publicado en la revista Nature el médico austríaco Hans Selye introdujo el término de stress en el campo de la salud, se ha ido popularizando y ha sido utilizado tan ampliamente, que ha ido desdibujándose, y se ha transformado en un término que designa una amplia gama de fenómenos.

Como la experiencia cotidiana nos indica, el stress es una parte insustituible de la vida. Stress significa diferentes cosas para diferentes personas: por ejemplo, todos disfrutamos al exponernos a algunas fuentes de Stress. Pero al mismo tiempo, lo que es una fuente de placer para algunos, es una fuente de displacer para otros. Así podemos ver que hay quienes disfrutan de subir a una montaña rusa, o practicar deportes riesgosos (rafting, paracaidismo, montañismo, buceo, etc.), mientras que para otras personas esas mismas actividades serían una fuente de displacer intenso. También es cierto que resulta necesaria una cierta cantidad de stress para tener un buen rendimiento en cualquier tarea, dado que de otro modo, el individuo no encontraría motivación para su realización

Volviendo al título de esta nota, el stress le pone sal a la vida, le da sabor. Si la vida no tiene sal, es sosa y aburrida. Si en cambio salamos en exceso nuestra vida, allí empiezan los problemas.

 Qué es el Stress



El concepto de stress ha ido evolucionando a lo largo de estas últimas décadas. Originalmente, Selye lo definió como la Respuesta General de Adaptación del organismo frente a un estímulo amenazante. Esa respuesta puede ser de dos tipos:
    de afrontamiento de la situación
    de huida,

o lo que en inglés se denomina fight or flight.

Frente a esta situación el organismo reacciona preparándose para la lucha o la huida. Es así a que se produce un aumento en el ritmo cardíaco, en el ritmo respiratorio, aumento de la presión sanguínea, se dilatan las pupilas, se tensan los músculos, se produce una vasoconstricción periférica, aumenta la glucemia, se libera adrenalina, noradrenalina, glucocorticoides, etc.

Una vez desaparecida la amenaza, el organismo vuelve a su funcionamiento habitual, reponiéndose del enorme gasto de energías físicas y emocionales.

Cuando la amenaza persiste, el organismo se mantiene en alerta permanente y se produce lo que Selye denominó el Síndrome General de Adaptación, que es la cronificación del stress. En esta condición, el organismo no cuenta con el tiempo necesario para su recuperación, y comienzan a agotarse sus energías físicas y psíquicas.

Podemos definir el stress como los procesos fisiológicos y psicológicos que se desarrollan cuando existe un exceso percibido de demandas ambientales sobre las capacidades percibidas del sujeto para poder satisfacerlas; y cuando el fracaso en lograrla tiene consecuencias importantes percibidas por el sujeto.

Cuando hablamos de la percepción del sujeto, nos estamos refiriendo a procesos complejos que engloban los procesos cognitivos, las creencias, pensamientos, inferencias, interpretaciones, predicciones, etc que el sujeto hace, de manera más o menos consciente en el proceso antes definido.

 El concepto moderno de stress, entonces, refleja la interacción entre 3 factores:

        El entorno
        La manera como la persona percibe el entorno (función de la personalidad, experiencias previas, etc.)
        La percepción de los propios recursos de la persona para enfrentar las demandas del entorno (o Autoeficacia Percibida)

La sola consideración de estos factores, ya va perfilando los modos de intervención de los que puede disponer el clínico.

Como podemos apreciar, en la definición precedente está puesto el acento principalmente en la percepción del individuo, en el aspecto subjetivo. Y si bien, se han construido escalas de eventos estresantes (a la cabeza de las cuales figuran hechos tales como la muerte de un familiar, enfermedad crónica, divorcio, casamiento, mudanza, pérdida del trabajo, etc.), éstas deben ser tomadas como orientadoras, dado que, eventos que para una mayoría serían considerados como inocuos, algunas personas pueden vivirlos como catastróficos de acuerdo con su propia percepción, y viceversa. También es importante destacar que el estímulo estresante puede provenir del propio individuo, como en el caso de una enfermedad grave o crónica, dolor crónico, etc. En otro sentido, y relativamente poco considerado en la clínica, un niño puede sentir los efectos del stress debido a mucha exigencia escolar, fracaso en los exámenes, sobrecarga horaria, etc.

Se han estudiado distintas características de las personas más predispuestas a sufrir el stress. Algunas de ellas son las que están sintetizadas en las características de personalidad Tipo A, por ejemplo:

        Sentido de urgencia: la persona se siente impulsada a hacer más y más en menos tiempo.
        Impulso agresivo para hacer bien las cosas, muchas veces a expensas de los demás.
        Alto nivel de competitividad, y hostilidad: la persona a menudo es o se torna recelosa de los otros.

En otro extremo del espectro, el sentido de control personal, (es decir, la sensación del control que la persona siente que tiene sobre lo que le sucede) influye notablemente: aquéllos que sienten que tienen poco control sobre sus vidas, son más propensos a sufrir el Stress.

 Rol de la Red Social Significativa:

La red social signifcativa aparece en muy diversas investigaciones como importante a la hora de enfrentar agentes estresantes, tanto en trabajos vinculados a diferentes estresantes sociales (pérdida o cambio de condiciones de trabajo, divorcio, etc) como aquéllos vinculados a enfermedades, particularmente las crónicas.

Los estudios realizados por el matrimonio Simonton. por ejemplo, ponen de manifiesto la importancia del apoyo tanto de grupos naturales (como la familia) como de grupos ad hoc, como los mismos grupos Simonton de pacientes oncológicos u otro tipo de grupos de autoayuda.

En el mismo sentido, podemos citar que la mortalidad por todas las causas se incrementa dramáticamente para los viudos (en algunos casos de 1 a 10). También, se encontró que el status marital y los contactos con parientes y amigos fueron los predictores más poderosos (los grupos más aislados presentaban un incremento del riesgo de muerte de 2 a 3 para los hombres y de 2 a 8 para las mujeres)

Inclusive, se han realizado estudios en los que se demuestra que aquellas personas que tienen mascotas, se recuperan más rápidamente de intervenciones quirúrgicas.

Burnout

Cuando la persona es expuesta a
    una situación particularmente estresante por un largo período, o
    a una serie de situaciones estresantes con poca o ninguna posibilidad de recuperarse

esa persona puede desarrollar lo que se llama Burnout

Burnout es una palabra de difícil equivalencia en castellano, que indica un desgaste intenso, una "quemazón" emocional y física. La persistencia de la situación estresante, y la imposibilidad de recuperarse del organismo, lo llevan a esta condición severa.

Los síntomas de Burnout son
    Agotamiento Emocional
    Sentimiento de agotamiento
    Aplanamiento Emocional
    Sensación de imposibilidad de enfrentar la situación
    Despersonalización
    Anestesiamiento emocional
    Insensibilidad hacia los sentimientos y necesidades de los otros
    Reducido sentido de logro
    Sentimiento de desvalorización
    Sentimiento de incapacidad de logro
    Tendencia al cinismo

Como se podrá apreciar, todos estos síntomas y signos son muchas veces fácilmente confundibles con los que caracterizan a una depresión, a la que muy probablemente se llegará si el estresor persiste y el individuo se ve imposibilitado de recuperarse. De esta manera puede llegar a instalarse un círculo vicioso de stress- depresión-más stress. El individuo sometido al stress desarrolla un burnout, que al no tratarse adecuadamente, lo lleva a una depresión. Estando deprimido, cuenta con menos recursos para enfrentar las situaciones por lo que su stress y burnout se agravan, alimentando así la depresión. También se agregan frecuentemente al cuadro, síndrome de fatiga crónica y síndrome de irritabilidad latente, haciéndolo más complicado y difícil de tratar, dado que las personas que brindan apoyo emocional al afectado comienzan a alejarse, debido a sus explosiones de irritabilidad.

Algunas de las consecuencias médicas, sociales y laborales del Stress y el Burnout son:
    Deterioro de la salud física y mental: además de los trastornos emocionales señalados más arriba, el stress y el burnout pueden ser los disparadores de, o agravar enfermedades como, coronariopatías, diabetes, asma, colon irritable, úlcera gastroduodenal, depresión del sistema inmunitario, cáncer, psoriasis, herpes, etc. En el plano de los trastornos mentales, puede influir en el curso de la enfermedad bipolar, esquizofrenia, descompensaciones psicóticas, tendencia a la auto y hétero agresión, suicidio, etc.
    Insatisfacción personal y laboral: el individuo se ve imposibilitado de disfrutar las actividades que habitualmente le brindan satisfacción.
    Reducida productividad en el trabajo, deteriorando sus relaciones laborales e instalando otro círculo vicioso de mayor exigencia-imposibilidad de cumplir-mayor stress
    Ausentismo, como consecuencia del agotamiento y deterioro de su salud.
    Deterioro de las relaciones familiares y personales por los cambios en su conducta, en su carácter, en sus actividades, etc.

 Propensión al Burnout


Qué es lo que hace que algunas personas sometidas a un alto nivel de stress desarrollen un burnout y otras no? Algunas de las características de personalidad que se ha visto que pueden llevar más fácilmente a la persona sometida a un exceso de stress a desarrollar un burnout son
    Sensibilidad a los sentimientos y necesidades de los otros
    Dedicación al trabajo
    Idealismo
    Personalidad ansiosa
    Elevada autoexigencia

"Casualmente" éstas son las características de los buenos empleados, especialmente en profesiones dedicadas al cuidado de la salud. Una breve referencia en cuanto a este tema que merece un artículo aparte: Los profesionales de la salud, no solamente están muy expuestos al stress y al burnout, sino también, y como consecuencia de ello y de las mismas características de la profesión, a lo que se ha dado en llamar la Traumatización Secundaria, o Traumatización Vicaria. El hecho de ser testigos y estar permanentemente en contacto con el sufrimiento, la enfermedad y la muerte tiene consecuencias tanto emocionales como fisiológicas, que producir una traumatización severa.

También es pertinente preguntarse qué nos protege del burnout. En general, el apoyo emocional parece ser un buen contrapeso del stress.
    Aquéllos que tienen buenas relaciones personales están menos propensos a sufrir de stress.
    En el trabajo, el apoyo de los superiores es particularmente valioso.
    El apoyo no solamente debe estar disponible, sino que la persona debe querer hacer uso del apoyo.

 Cómo combatir el Stress?

El primer paso para combatir el stress es ser conciente de cuáles son los estresores específicos para ese individuo y cuáles sus reacciones físicas y emocionales. Y para ello es necesario
    Percibir el stress, no negarlo.
    Darse cuenta de qué cosas lo estresan.
    Determinar cómo reacciona su cuerpo al stress.

En segundo lugar, reconocer qué se puede cambiar
    Pueden ser eliminados o evitados los estresores?
    Puede reducirse su intensidad?
    Puede reducirse la exposición a ellos?

En este punto es importante recordar que uno sólo puede pretender cambiarse a sí mismo, no a los demás.

En tercer lugar, reducir la intensidad de las reacciones emocionales al stress. La reacción de stress es disparada por la percepción de peligro (físico o emocional)
    Está la persona percibiendo sus estresores de manera exagerada?
    Está tratando de complacer a alguien?
    Está reaccionando exageradamente y viendo las cosas como absolutamente críticas y urgentes?
    Trabajar para adoptar puntos de vista más moderados.

En cuarto lugar, aprender a moderar las reacciones físicas al stress
    Las técnicas de relajación (como la Relajación Muscular Progresiva de Jacobson, el Entrenamiento Autógeno de Schultz, etc.) ayudan a reducir la tensión muscular
    Aprender a respirar lenta y profundamente para permitir volver a la normalidad el ritmo cardíaco y respiratorio
    Hacer ejercicios aeróbicos no competitivos para reducir la tensión en el momento agudo del stress

En quinto lugar, construir reservas físicas
    Nadar, caminar, andar en bicicleta, etc. regularmente
    Comer balanceadamente, evitando estimulantes (nicotina, alcohol, cafeína, etc.)
    Alternar el trabajo con el placer
    Dormir el tiempo suficiente

En sexto lugar, mantener las reservas emocionales
    Desarrollar relaciones personales mutuamente gratificantes
    Buscar apoyo emocional
    Plantearse metas realistas
    Estar preparado para algunas frustraciones, penas y fallas, y permitirse no ser perfecto.

Por último, aunque parezca obvio, la consulta con un profesional médico o psicólogo, especializado en el tema del Stress ayudará a recuperarse más rápida y eficazmente de esta enfermedad endémica de nuestra época.

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